domingo, 9 de mayo de 2021

Aliento




 Aliento


Audberto Trinidad Solís


Los maniquíes tienen su esencia aunque se vean en el abandono. Quizá más de una obra en la que apoyaron para su hechura ya esté en el olvido, a pesar de que fue escogida como un gran obsequio.

En algún momento recuerdan a aquel barrendero, que en un rato de descanso, no tan sólo con ellos, trazó bocetos. Después él ya se sabía cada maniquí de memoria y los utilizó para guiar en las tareas a más de un nieto. Aún en el piso, acomodados, son útiles para dar vida a un personaje en el campo, a un vendedor, un personaje descansando.

En soledad jamás se han sentido olvidados, menos ahorita.

A la vista de todos ahí en la plaza a más de una persona ya le nació la idea de ir al taller de dibujo y modelado, inspirado por esos vivos maniquíes.

Casi todo el día han sido modelos del loco y contento Sol, que en ellos encontró todo ángulo perfecto, hechura, tono, armonía: lo inimaginable, caso contrario a sus esbozos cuando visitaba a las figurillas dentro del taller.

 Audberto Trinidad Solís


https://alquimialiteraria.com/febrero2018/


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