domingo, 9 de mayo de 2021

Aliento




 Aliento


Audberto Trinidad Solís


Los maniquíes tienen su esencia aunque se vean en el abandono. Quizá más de una obra en la que apoyaron para su hechura ya esté en el olvido, a pesar de que fue escogida como un gran obsequio.

En algún momento recuerdan a aquel barrendero, que en un rato de descanso, no tan sólo con ellos, trazó bocetos. Después él ya se sabía cada maniquí de memoria y los utilizó para guiar en las tareas a más de un nieto. Aún en el piso, acomodados, son útiles para dar vida a un personaje en el campo, a un vendedor, un personaje descansando.

En soledad jamás se han sentido olvidados, menos ahorita.

A la vista de todos ahí en la plaza a más de una persona ya le nació la idea de ir al taller de dibujo y modelado, inspirado por esos vivos maniquíes.

Casi todo el día han sido modelos del loco y contento Sol, que en ellos encontró todo ángulo perfecto, hechura, tono, armonía: lo inimaginable, caso contrario a sus esbozos cuando visitaba a las figurillas dentro del taller.

 Audberto Trinidad Solís


https://alquimialiteraria.com/febrero2018/


sábado, 12 de diciembre de 2020

Carpeta


Carpeta

De entre todas las fotos que se toman sólo unas cuantas se imprimen.
Hay quienes en secreto desechan algunas por un enojo
momentáneo o para borrar pruebas nada gratas.
Más de una de ellas entreteje recuerdos según el orden en que van surgiendo de entre los álbumes: de un instante pasas al futuro, de éste al pasado; corriges un pasaje, la alegría te inunda, la nostalgia, hasta te trae algún tiempo ya enterrado para siempre.
Hay momentos que quisieras arrancar la realidad que te afecta o tuviste en el pasado.
Luis te contó cómo acariciaba más de una vez la foto de su nueva conquista, de la que mantenía el nombre en secreto; en la pantalla tu búsqueda trae la imagen de tu joven amada Elda, a quien un día se la compartiste; de cuerpo bien proporcionado; prevenida, esa vez, con una sombrilla, cosa que pocos harían. Al fondo se ve el canal que invita a relajarse, pero ella se detiene en sus documentos.
Tu amigo sólo te dijo que todo se dio porque Karlo, sobrino de la joven, quedó a su cargo en el grupo de cuarto grado de primaria, donde le agradó la clase de música, de la cual tenía una ligera aspiración y quedó entusiasmado de tenerlo como maestro con la misma afinidad.
Una boca, el escote -atarraya de miradas-, la confianza que se fueron ganando entre las visitas al grupo, por encargo de la madre ausente de Karlo, fueron haciendo una relación más encendida para Luis, a sus cincuenta y tres años, una presunción de que todavía tiene conquistas fuera del matrimonio.
Tú, Ernesto, en las noches hacías infinitos collages con las fotos que Elda te enviaba. Con las que te eran más atrevidas te deleitabas jugando zoom.
Esa conquista, de la que te contó que en dos ocasiones se pospuso el encuentro íntimo y que en cualquier rato se podía concretar se interpone entre las detalles que te persiguen: las del momento de despedirte de tus dos hijas, instantes en que se te hacía un nudo en la garganta para dar consejos, con lágrimas que asomaban a los ojos, mientras llegaba el momento de despedirte y dejarlas con su tía, en aquella urbe, para que continuaran los estudios que en tu ciudad media jamás podrían.
Buscas carpetas, en unas aparecen tus hijas, en otras las páginas de las lecturas que vas realizando, paisajes, descargas. Cierras la pantalla y te vas a carpetas ocultas. La mirada recorre las piernas de Elda, los vestidos entallados al cuerpo, lo atrayente de sus medias, los pechos sin sostén ni blusa, las distintas pantis de encaje…Tu conquista perfecta, joven, una tentación ya casi a la mano.
Aparece ella de nuevo, con su inseparable portafolios, tu enemigo el perro y los instrumentos musicales a un costado.
Sacas de tu bolsa exactamente los doscientos cincuenta pesos que cuesta el boleto de regreso a tu ciudad.
Vibra el teléfono: la advertencia del mensaje te dice que
ahora sí la nueva conquista cayó. Eres un pobre diablo que descuida a su familia: Luis te presume la misma foto que tomaste a escondidas a Elda, de quien tú la tenías guardada en carpetas ocultas…
© AudbertoTrinidad Solís
Enlace:

https://www.alquimialiteraria.com/enero2018/audberto/

lunes, 6 de abril de 2020

Volutas de humo


Volutas De Humo

Audberto Trinidad Solís

 La sonrisa de complicidad brotó como un naciente manantial, mientras, como flores coquetas, el rubor pobló las mejillas. Con la cabeza inclinada, mirando de reojo, Rosalía saboreaba los labios empapados de vino que, pensativo, Eduardo bebía, en una mesa cercana a la barra.

Hacía tiempo que los amigos le preguntaban a Eduardo de una conquista extra marital. Tal parece que se ponían de acuerdo para incomodarle.

A fin de cuentas, ellos sabían que no era capaz de un acto así.

El porte, la buena familia, el prestigio de buen abogado, las buenas cuentas que entregó a la municipalidad como contralor, eran una excelente carta de presentación.

Una buena pieza.

Un codazo de Arturo hizo que mirara la bebida a través del cristal. Sus amigos ya tenían buen tiempo observándolo, como si estuviera en otro mundo.

Decidieron dejarlo solo.

Rosalía, que durante buen rato lo había estudiado, entendió la razón de la estampida de los hombres. Al poco rato, con destreza exhalaba volutas de humo, gracias al pretexto de un cerillo, para buscar la cercanía de Eduardo.

Las sonrisas más bellas brotaban de esos labios carnosos, de encendida grana y cuerpo voluptuoso, preso en un entallado vestido rojo. Escogió la silla cercana a él, sin importar el qué dirán. Todavía, para cerciorarse aún más, le pidió consultar la hora en el reloj de pulso. También inventó que Eduardo tenía la corbata chueca. Las pupilas de Rosalía notaron en la mano izquierda la libertad del hombre. Ya era una presa, hasta ahorita no se le había escapado nadie.

Él le ofreció otra copa, mientras ella, al oído trataba de hacerle plática, embriagándolo con un perfume celestial.

Eduardo ya había tardado con sus amigos ahí; con ella se prolongaba el tiempo. Mas ahora se notaba inquieto. Miraba el reloj, se olvidó de ofrecer otro cerillo. Se disculpó para ir al baño.

Ya lo tengo, se dijo Rosalía, cuya mirada recorrió la entrada varias veces. Halló sinfín de sonrisas de caballeros, pero ninguno pintaba como Eduardo. Ya en la mesa él se veía más intranquilo; la mujer le ofreció un cigarro, que ni encendió. Rozó la mano de Eduardo, a insistencias de que fumara. La fragancia envolvente de la mujer le recordó la piel, una vez más, entre su cuello, sobre la camisa del hombro, el índice recorriendo el filo de la nariz hasta llegar a los labios, dar un beso y sellar uno más en la frente, mientras entrelazaba, fuera de la vista de Rosalía, sus propios dedos .

Llegó Damián de improviso, lo que Eduardo esperaba. Se detuvo ante el marco de la entrada.

Eduardo asintió con los ojos y la cabeza.

Damián se acercó. Aquél comprendió el triunfo del engaño. Damián saludó a la dama. Pidió hablar con Eduardo. Se alejaron unos pasos, sus manos se buscaron como en secreto. Rosalía alcanzó a escuchar que su posible conquista dijo pobre. ¿Ya te zafaste?, a lo que el recién llegado dijo sí, gracias por el anillo.

Dejo el enlace.  https://www.alquimialiteraria.com/diciembre2017/audberto/


                                                                                                             © Audberto Trinidad Solís



sábado, 25 de enero de 2020

Perfomance de altura


Performance de altura

Después de sinfín de intentos fallidos obtuvo el permiso para su primer performance. Como buen anfitrión eligió a funcionarios de cultura, gente reacia a gastar en expresiones de arte.
La incógnita del nombre y la temática acrecentaron la curiosidad, sobre todo de los burócratas que desatendieron sus peticiones.
En la fecha justa, a medio recinto la concurrencia vio unos cables de acero proyectados a gran altura de la mesa principal.
El cartel con el nombre del evento se encontraba oculto por una mampara. Atrás, el aula en total oscuridad. Después del corte del simbólico listón el público oficialista se abalanzó –como de costumbre– hacia el local, para presenciar el acto.
A tientas, él apretó un interruptor y todos se enteraron de golpe del título: “Aplastados”.

Dejo aquí los enlaces:

http://1antologiademinificcion.blogspot.com/2017/05/audberto-trinidad-solis.html?m=1

https://m.soundcloud.com/cristopher-jea/audberto-trinidad-solis-performance-de-altura

jueves, 16 de enero de 2020

Encomendar la muerte



Les presento una de mis minificciones, publicada el trece de mayo de 2017 en la Antología virtual de minificción mexicana que edita el Dr. José Manuel Ortiz Soto, a quien le agradezco su identificación. Si gustan pasar, gracias.

Encomendar la muerte

Sabían la guerra ganada.
Era cosa de tiempo.
Cada mercenario sólo espera la confirmación de la toma del único camino por el que sería la llegada de inútiles refuerzos para el enemigo.
El ambiente apesta; muchos cuerpos están irreconocibles.
Animales carroñeros abundan al hastío.
Cada soldado aguza la vista y el oído.
La orden se transmite, llega a cada mente embebida de triunfo.
Encaminan el exterminio.
Cada quien se encomienda a la bondad de su propio Dios.

Audberto Trinidad Solís

lunes, 6 de enero de 2020

DUDA.

Este es uno de los textos que me publicaron en el diario El norte , de Poza Rica, Ver. Fue una de mis etapas muy productivas. Invitados a leer.

Duda 

¿Cuándo empezar 
a olvidar?
¿Lo sabes tú?
Sé que no, ni el tiempo lo puede decir.
¿Acaso cuando sepa
que tu sonrisa no es mía?
¿Cuando me mires a los ojos 
y te sienta tan lejana?
¿O cuando despierte 
y sienta inexistente tu algarabía?
¡Dímelo!
¿ Este es el precio que atañe a tal embrujo?
¿Por qué no contestas?
¿Es acaso tu silencio 
la señal que marque 
el inicio del olvido? 
¿Por qué no estás a mi lado y destruyes lo que no tiene sentido?
No sé... no sé...
¿Lo sabes tú?

Audberto Trinidad Solís

Poza Rica, Ver., a 16 de noviembre de 1990.

Foto: Pixabay

lunes, 30 de diciembre de 2019

ORIGEN DEL NOMBRE DEL BLOG



TRÁNSITO
En la presentación de mi blog ,Tránsito Literario, les comenté que "Tránsito" lo tomé de un poema con dicho nombre, del autor Luis Martínez Díaz, a quien conocí en 1977, cuando fue a vender su plaquette  "La palabra civil" a las instalaciones, prestadas en ese tiempo, de la nueva escuela secundaria Federal Número 2, de Poza Rica , Ver.
Desde sexto año de primaria yo empecé a trabajar, por lo que, de mi dinero ahorrado lo compré.
Él, primero fue a anunciarlo como de autoría propia, de su venta, con la facilidad de que iría al siguiente día  de nuevo para quienes en ese momento no llevaban dinero y lo pudieran adquirir.
La verdad quedé sorprendido de ver a un autor en persona y me hice la idea de comprar su material.
Hace un tiempo lo presté a una niña de primaria. Pasó un tiempo, pero me lo devolvió, cosa que con otros libros no han hecho varios adultos.
Esta anécdota la menciono en mi primer artículo.
Invitados a leer Tránsito Literario.
Prof. Audberto Trinidad Solís.

lunes, 23 de diciembre de 2019

POEMA


POEMA

Les presento un poema que me publicaron en la Revista Primera página. Si gustan pasar a leer. Gracias.

En la inocente noche

Después de que nos viera el día
fuimos a descansar de las miradas
en el vientre de la noche.
Recorrimos toda arteria,
navegamos en las venas,
a gusto dilatamos las pupilas.
Pusimos a prueba el ritmo cardíaco:
corrió el tiempo a contar los latidos,
la mente a mantener cada cosa
en su lugar.
Nosotros, jugando  al desquiciado,
tan cuerdos en lo que queríamos.
Aunque  preso de tu atención
no entendía lo escuchado
porque las palabras eran
de lenguaje nuevo.
Si no empezamos ahora
podría ser en otra ocasión,
pero no podemos repetir
lo que no hemos hecho,
así es que empecemos
de la nada.
Cuál mundo,
cuál problema,
el problema sería
que todo terminara.
No queríamos que terminara la noche:
pero la noche sí acabó con nosotros.

Audberto Trinidad Solís

Foto: Pixabay 

https://primerapaginarevista.com/2017/02/08/en-la-inocente-noche-poema-de-audberto-trinidad/

martes, 17 de diciembre de 2019

MINIFICCIÓN



MINIFICCIÓN


Comparto la primera minificción que me publicaron fuera del país, en 2017, gracias a Piedra y nido, que edita Patricia Nasello, de Argentina.

Dejo abajo el enlace.


Bocado - Audberto Trinidad Solís

Y aprehendieron al antropófago porque llegó con el Jesús en la boca. 


http://piedraynido.blogspot.com/2017/08/bocado-audberto-trinidad-solis.html

AFORISMOS

AFORISMOS


AFORISMOS


Para quien guste, estos textos fueron los primeros que se me publicaron fuera del país, gracias a la atención que me dio la escritora Lilian Elphick, de Chile.
Los comparto con gusto. Adjunto el enlace.

NECIOS MORTALES

AUDBERTO TRINIDAD SOLÍS


TERQUEDAD


La mar no cesa de gritar su rumor mientras desgrana a la roca: dentro de algún tiempo no tendrá quien le escuche.


POR DELANTE


Nunca podemos impedirle el paso al cadáver.


SE ACABÓ


Muerto, ya no hay simulación: ni del cadáver ni de algunos vivos.


NECIOS MORTALES


Nunca damos razón al cadáver de que ya se quería ir.


COMPAÑERA


El muerto se lleva tan sólo su propia sombra.


AMOR IDEAL


Después amamos lo material: ofrendamos plegarias a lo que ya sólo es un montón de huesos.


INALCANZABLE


La gloria me espera en el cielo mientras yo la espero enterrado en el suelo.


AYUDA


Los borrachos, de perdidos, no le atinan nunca a la oquedad.
Otros cavan su tumba.

 
¡OH, APOLLINAIRE!


Si la humanidad muere, muere también Dios.


PROPIA SOPA

La consecuencia del proceder de los inquisidores fue reafirmar, hasta la actualidad, el postulado de su religión: ellos se pudren en el infierno, por los siglos de los siglos.


NOVEDAD


Cada vez que se anuncia la mejora de un producto, nos informan que se ha promovido, años atrás, lo peor del mismo.


BENDITO ESCLAVISTA

La idea, sin culpa alguna, es presa. El virtuoso la encadena a sí puesto que nació de sí. Cuando muestra al mundo la utilidad de ella...la libera.


LA PUBLICIDAD



La publicidad dice las bondades verídicas del producto: es desechable, como la misma publicidad.


Enlace
 https://revistabrevilla.blogspot.com/search/label/Audberto%20Trinidad%20Sol%C3%ADs

TRÁNSITO LITERARIO



Hoy nace "Tránsito Literario". 

El nombre es en honor a una publicación  que adquirí, con mi propio dinero, en el primer año de secundaria: el autor fue a vender sus plaquettes a escuelas.
Me quedé sorprendido a esa edad, ya que sabía que los libros solo eran vendidos por las librerías. Tiempo después supe que también los había en estanquillos de periódicos.
El referido personaje es tabasqueño, una coincidencia muy bonita, porque, por ejemplo, coincido, en internet, con Ana Livia Salinas, de Tabasco, hace unos dos años, aproximadamente, quien me abrió las puertas de publicaciones en las que se daban a conocer autores de la Escuela de Escritores de ese estado.
Pondré más adelante el nombre del autor, y la imagen de la publicación: ahí se ve, que El Edén desparramó autores; no sé hasta qué lugares de la república fue, de escuela en escuela, para dar a conocer su obra.
La anécdota es que todavía conservo ese material, de la que nace otra: una niña , cuyos hermanos fueron mis alumnos hace años, fue a pedirme ayuda sobre unas poemas; lo que ya no recuerdo es si ella me pidió prestado el material o yo me comedí a prestárselo. 
Pasó el tiempo, y ,al contrario de otras personas adultas a quienes les he dado en préstamos libros, ella me le devolvió, a sus escasos nueve años, aunque dañado.
La plaquette estaba averiada por el lomo, las hojas estaban rasgadas; para devolvérmela estaba reparado por ella o algún familiar: se le puso grapas extras. Pero lo devolvió.
Quiero imaginar que otros miembros de su familia lo leyeron: y sí, hizo honor a su nombre: tránsito.
Bienvenidos.